La paz es un anhelo que la mayoría de seres humanos queremos experimentar en esta tierra, pero erradamente pretendemos alcanzarla por vía humana, en su infinito amor y misericordia Dios nos ha dicho en su palabra, que la verdadera paz, esa paz espiritual, única y exclusivamente proviene de él, de nuestro Padre Celestial, quien es el Príncipe de la paz.
Juan , capítulo 14, versículo 27 nos dice lo siguiente:
«La paz os dejo, mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo».
Por lo anterior, podemos ver que la auténtica paz es un regalo que solamente el SEÑOR les da a todos aquellos que llegan a sus pies arrepentidos y deseosos de nacer de nuevo, es un obsequio para todos los que deciden apartar su mirada y su confianza de las cosas de este mundo y deciden concentrar su vida y todo su ser en aquel que únicamente tiene el poder de darnos vida eterna, nuestro Padre Celestial, el Rey de Reyes y Señor de Señores.
Sentir la presencia de Dios en nuestras vidas es un gozo que no se puede comparar con nada en este mundo, ninguna vana ilusión material es comparable con la paz verdadera que nos da estar en el reposo del SEÑOR, estar a los pies de nuestro Padre Celestial es la mejor decisión por la cual debemos optar como  bien lo hacía María al escoger la mejor parte.
Por esto, a pesar de las angustias, de las preocupaciones, de las ocupaciones, de las entretenciones, de las alegrías, de las tristezas y en general del acelerado y desbocado ritmo de esta fugaz vida, BUSQUEMOS POR SOBRETODO, LA PAZ DE DIOS, la paz que como lo expresa el apóstol Juan en el capítulo 14, versículo 27 : «La paz que Dios nos da no la paz que el mundo nos ofece».
solamente ante la presencia de nuestro Creador podemos sentir que las cargas de nuestra vida se hacen menos densas, porque  «Todo lo podemos en Dios que nos fortalece».
No pongamos  nuestras esperanzas en vanas ilusiones, sigamos a aquel que es el único y verdadero camino, tomemos  nuestra cruz y perseveremos en Dios hasta el final, solamente así experimentaremos en nuestras vidas la auténtica y verdadera paz como bien lo expresa el profeta Isaías en el capítulo 26, versículo 3 :
«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado».
Que la paz de Dios sea con todos ustedes.