QUE ES LA SANA DOCTRINA
Isaías 5:20 ¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! 21¡Ay de los sabios a sus propios ojos e inteligentes ante sí mismos!…
Teniendo en cuenta este versículo, podemos ver que la historia se repite una y otra vez,
Eclesiastés 3:15 Todo lo que ahora existe, ya existía mucho antes; y todo lo que habrá de existir, existe ya. Dios hace que todo vuelva a repetirse.
Es así como en los tiempos de Isaias existian dos doctrinas (enseñanzas) una buena (La sana doctrina) y la otra errada, es por esto que este estudio, nos develara cual es una y cual es la otra
Desde los comienzos de la Iglesia, podemos ver como los primeros creyentes sufrieron una gran y violenta persecución, llegando a costarle la vida a todo aquel que no negaba al Señor y predicaba el Evangelio.
Todavía a día de hoy, sigue habiendo persecución a los cristianos en algunos países y prohibición de compartir pública o privadamente la Escritura, pero hay un peligro mucho mayor amenazando y que es más destructor que cualquier persecución y se llama apostasía, que es la permisividad hacia cosas que Dios no aprueba, y el consecuente enfriamiento del cristiano, corriendo el peligro de morir espiritualmente y perder su salvación.
Mateo 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
Como cristianos (seguidores y siervos de Cristo), no podemos pasar la mano al pecado ni pasar por alto ciertos comportamientos o tener actitudes que no son aprobadas por Dios, debemos buscar la santidad sin la cual nadie verá a Dios…
Hebreos 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Efesios 4:30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Para buscar la santidad, debemos pasar tiempo con Dios, apartando un tiempo importante y especial para Él, como pueden ser las madrugadas, en donde no hay distracciones y a su vez estamos convirtiendo un tiempo bueno para descansar en un tiempo valioso con nuestro Padre, Dios.
Marcos 13:35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
1 Pedro 5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;
1 Pedro 4:7 Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.
Separados de Cristo, nada podemos hacer. De igual manera, como cristianos no podemos vivir separados de la Palabra de Dios. Él nos ha dejado su Palabra para ir nutriendo nuestras almas, purificándonos (Juan 15:3), perfeccionándonos, para que la usemos como Espada (Hebreos 4:12) para predicar el Evangelio de Salvación y para enseñar, corregir e instruir en justicia.
2 Timoteo 3:16-17 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
De igual modo que mostramos interés cuando un ser querido se dirige hacia nosotros para decirnos algo y le prestamos atención con respeto y honra, más aún debemos estar atentos a lo que el Señor, nuestro Dios y Hacedor quiere decirnos.
Ezequiel 2:8 Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.
Ezequiel 3:3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
Cuando alimentamos nuestras almas con la Palabra de Dios, sentiremos que esa Palabra es dulce como la miel, ya que es un alimento para nuestro beneficio y crecimiento espiritual, un alimento que nos corrije, nos instruye y nos enseña aquello que agrada a Dios. La Palabra nos va descontaminando de aquellos argumentos y rompiendo aquellos esquemas e ideas que teníamos en nuestra mente cuando andábamos sin Dios, y va estableciendo los nuevos y sólidos fundamentos de la Salvación en Cristo. La Palabra de Dios son los cimientos que sujetan “la casa” de nuestra vida a “la Roca” de Cristo …
Mateo 7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca…
Salmos 89:26 Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salvación.
Cuanto más tiempo pasa una persona leyendo y nutriéndose con la Palabra de Dios, más irá poniendo en su vida unos fundamentos sólidos que, acompañados de una Fé depositada en el sacrificio expiatorio que hizo Cristo, se irá fortaleciendo para poder pelear la batalla de la fé
1 Timoteo 6:12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
Salmos 144:1 Bendito sea el Señor, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla, Y mis dedos para la guerra;
No debemos olvidar que cuando el Señor viene a nuestras vidas, y le aceptamos en nuestro corazón, además de darnos la Salvación por su gracia y su misericordia, Él nos toma como soldados para pelear una batalla, nos traslada de las tinieblas al reino de Dios para que vayamos predicando el Evangelio de Salvación allá por donde Él nos lleve, rescatando a los que andan perdidos sin Él…
Hechos 26:17-19 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.
2 Tesalonicenses 2:15 Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido…
Por eso, debemos retener lo aprendido, y continuar creciendo en el conocimiento de las Santas Escrituras, edificando nuestras vidas sobre la Roca y el Fundamento de la SANA DOCTRINA del Señor Cristo revelada en la Palabra de Dios, analizando todo y procurando que vivamos unas vidas como lo hacían aquellos que vivían más cerca del Maestro, sus discípulos y apóstoles. Es bueno que meditemos sobre la dirección que estamos tomando en nuestras vidas y, preguntarle al Señor por esas sendas antiguas que Él nos dice en su Palabra para andar por ellas… para preguntarle, debemos ir a su Presencia y prestar atención a sus Palabras, escudriñando, orando y meditando…
Jeremías 6:16 Así dijo el Señor: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma.
Salmos 88:2 Llegue mi oración a tu presencia; Inclina tu oído a mi clamor.
Juan 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
He aquí la importancia que tiene que pasemos tiempo con Dios, escudriñando, meditando y estudiando las Escrituras, cuanto más tiempo pasemos en la Presencia del Señor, más vamos a ir llenándonos de Él, mientas que vamos “vaciándonos” de aquellas cosas que no glorifican a Dios en nuestras vidas y aprendiendo qué es lo que le agrada y qué no.
Juan 3:30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Debemos prestar especial atención cuando estamos congregándonos en una Iglesia local, analizando a la luz de las Escrituras que lo que se nos predica es acorde a las enseñanzas del Señor y no contradice las Escrituras, en caso contrario, debemos pedirle al Señor que nos lleve a un lugar donde sí se predique fielmente su Palabra y donde sea su voluntad que estemos como sus instrumentos que somos.
1 Timoteo 6:3-5 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Cristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
Job 34:3 Porque el oído prueba las palabras, como el paladar gusta lo que uno come.
Gálatas 1:6-10 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Filipenses 2:14-16 Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.
Pidámosle al Señor que nos de sabiduría, abra nuestros ojos para ver las cosas como Él las ve, abra nuestros oídos para que oigamos su voz, y abra nuestro entendimiento para entender las Escrituras. Necesitamos vivir agarrados de Cristo y su Palabra, necesitamos llenarnos de la de luz de Dios, para que, los que están en tinieblas, puedan conocer al Señor a través de nuestras vidas, llenas de su Palabra, recordando siempre que, para dar de beber a los sedientos primero tenemos que nutrirnos y suplirnos de esa Agua que da vida.
Definiendo el concepto
¿Qué es la sana doctrina? En sentido evangélico y en breve: “La sana doctrina es aquella enseñanza que exalta a Cristo alto, y echa al pecador bajo”. Esto ha de ser insistido una y otra vez, porque vivimos en un mundo saturado de publicidad, la cual está dando certificación al quehacer humano. En no pocos casos si el predicador no es famoso, le daríamos poca atención. Para las cosas ser aceptadas se ha impuesto que han de ser impresionantes, famosas o hacer mucha bulla. Tal proceder es contrario a la vida cristiana. En particular, es opuesto a la sana doctrina, cuya gloria es Cristo y solo Cristo, pero en no pocos casos las verdades serían aceptadas por el medio de publicidad usado para difundirla, o por lo que dijo este o aquel famoso predicador, como si fueran artistas, no siervos.
Algunos ministerios han diseñado un departamento para promocionar sus líderes, especialmente en las redes sociales. Para los tales, su fama personal o de su servicio es más importante que la gloria del Salvador. Por el contrario, la sana doctrina, hace al pecador nada en nada, y Cristo todo en todo. Enfoco como confiesa un creyente saturado de sana doctrina: “Soy menos que el más pequeño de todos los santos” (Ef. 3:8).
Sana doctrina es balanceada
Tampoco consiste en predicar o enseñar sobre una doctrina en particular, sino mantener el debido balance en todas, de tal manera que el centro sea Cristo, y no la doctrina que se enfatiza. Algunos son muy inclinados con la doctrina de la elección, parcial o total, en exclusión de otras doctrinas. Otros sobre enfatizan el calvinismo, y expresan menosprecio por otros hermanos no tan instruidos. La elección es una doctrina gloriosa, pero como muchas otras doctrinas requiere fe para poder ser recibida con el debido confort. Muchos somos consolados con esta doctrina, otros no tanto. Hay no pocos hermanos, y sobre todo en nuestro mundo hispano, que tienen años de atraso en su instrucción bíblica, o que aún no son capaces de decir: “Cristo es mi Cabeza, Él me eligió”. La doctrina puede ser creída y Cristo siendo formado en el corazón. Por tanto, sería falta de amor cristiano condenar a una persona porque aún no ha aceptado la doctrina de la elección. No es algo nuevo que muchos verdaderos creyentes todavía tengan un conocimiento imperfecto de Cristo y Sus doctrinas, si no, pregúntele a los hermanos en Galacia.
Predicar la doctrina de la elección, o la soberanía de Dios y al mismo tiempo excluir el entusiasmo de Cristo en recibir a los pecadores, lejos de ser sana doctrina, traería el efecto contrario, remacharía las cadenas del pecador, y sería harto difícil que él acepte en su corazón que se cayeron sus cadenas, y en su alma se instaló la gozosa libertad de Cristo. El Señor Cristo no solo es el Salvador, sino que se deleita en salvar. Los que aún tienen poco conocimiento de la doctrina de la elección y de la justificación por fe, ven las cosas como árboles que se mueven, pero cuando tengan un conocimiento más claro, recibirán esta doctrina con gozo, gratitud y deleite.
La sana doctrina une a la Iglesia
Cuando uno lee el Nuevo Testamento no será difícil notar que las cartas de los apóstoles, con su contenido de doctrinas, llegaron a los hermanos después de su conversión. Más aún, no es extraño que un creyente tenga años en la fe, y su experiencia piadosa sea la de un año varias veces, o que poco ha crecido. De donde se infiere: “Que los errores de la cabeza no son mi negativa de que el corazón necesitaría ser corregido”. Dicho con otras palabras, que no pocos errores en la mente pueden coexistir con un corazón devoto y lleno de vitalidad por Cristo. “Dios pesa los corazones, no la cabeza”. Muchos mártires fueron ignorantes de ciertas doctrinas, sin embargo morían contentos por amor a su Salvador Cristo.
En un corazón con sana doctrina, la diversidad de opiniones, más que engendrar resentimiento o intolerancia, debe producir amor; si un hermano tiene toda su esperanza de salvación solo en Cristo, aun cuando no vea muy claro las doctrinas de la Gracia, debemos tratarle con amor y ternura. Porque Dios no juzga a nadie por el conocimiento que tiene en su cabeza, sino por lo que hay en el corazón. Baste notar que las cartas a las iglesias del NT son diferentes, diversas; aquí cabe la exhortación apostólica: “Todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud; y si en algo tenéis una actitud distinta, eso también os lo revelará Dios” (Fil.3:15), esto es, unidos en la diversidad.
Fe sin contención
Una de las hermosuras de la Sana Doctrina es que nos permite contender ardientemente por la fe sin ser contenciosos, y sin pisotear derechos de la conciencia ajena. La gracia es un poder humilde y dulce, y si empleamos más aceite, y menos vinagre, las buenas palabras de la gracia serían agradables y potentes. El método de la gracia es tierno, suaviza y subyuga, mientras que otras maneras corroen y corrompen. Podemos conservar nuestras convicciones, y al mismo tiempo mantener la sinceridad del amor cristiano.
En sentido evangélico y en breve: “La sana doctrina es aquella enseñanza que exalta a Cristo alto, y echa al pecador baja”. Amén.
Como conclusión, la sana doctrina es aquella que se rige ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE , en la palabra de Dios y no acepta ninguna NUEVA REVELACIÓN, ya que Dios en su sapiencia, nos dejo escrito todo aquello que necesitábamos para ser salvos, lo demás sera añadidura
Bendiciones
Hermano Carlos